Un grupo de más de 500 jóvenes entre los 14 y 20 años pasan sus días rodeados de canchas deportivas, granjas con pollos, patos y cuyes, un enorme comedor y una piscina. Sin embargo todos ellos viven detrás de un inalcanzable muro que los separa de las calles de Lima, de sus familias y amigos.
Cuando no observan estas paredes, la mayoría se preocupa por estudiar, aprender algún oficio y o practicar algún deporte como parte de un programa de reinserción social que promueve el Estado. Unos pocos han tratado de escalar estos muros pero siempre ha sido inútil, otros arman motines que son controlados al instante. Sin embargo este lugar permanece tranquilo la mayor parte del tiempo. Y a simple vista sólo se diferencia de cualquier colegio estatal por las pesadas puertas de hierro y los guardias de seguridad que las vigilan.
Tanto los internos como los trabajadores de este lugar saben que están en el Centro de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima pero la mayoría de la gente, los que están afuera en libertad, lo conocen como la Cárcel de menores “Maranguita”.








Me gustó mucho la descripción, tanto escrita como fotográfica. ¡Me gustó mucho!
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